Casablanca – Dar El-Baïda. Grande, inquieta, entusiasta y desenvuelta. Con alrededor de 4 millones de habitantes, Casablanca es la palpitante metrópoli de Marruecos. La ciudad se expandió rápidamente durante la primera época del protectorado francés y sigue atrayendo hordas de campesinos pobres que sueñan con un estilo de vida mejor. Muchos lo han logrado y alardean orgullosos de su nueva riqueza, mientras otros se consumen en las paupérrimas barriadas de chabolas de la periferia.
Casa, como se conoce popularmente, es una ciudad de contrastes increíbles. Pese a su falta de grandes atractivos, ofrece una perspectiva única del Marruecos moderno. En muchos sentidos, representa los sueños y esperanzas del país, y una vez se sacie de los encantos más tradicionales de Marruecos, puede se un lugar fascinante para descubrir. La vida en Casablanca es mucho más cosmopolita que en otras partes de Marruecos: las gafas de sol de diseño han sustituido al velo y hombres y mujeres se mezclan más fácilmente, tanto en las playas como en los modernos bares y clubes de la ciudad.
Más afín a las urbes del sur de Europa que a Fez o Marrakech, en Casablanca se fermentan problemas sociales y hay un tráfico acelerado, así como amplios bulevares, parques públicos, fuentes y una magnífica arquitectura colonial. Bordean las calles imponentes edificios hispano-moriscos, y joyas art deco y modernistas. Algunas están restauradas de maravilla y otras desaparecen en un deterioro vergonzoso. Sus fachadas decadentes presentan un gran contraste frente al monumento moderno más famoso de Casablanca: la enorme y ornamentadísima mezquita de Hasan II.
Casablanca ciudad
Casablanca es una ciudad enorme y moderna. La medina (la parte más antigua de la ciudad) e relativamente pequeña y queda en el norte, cerca del puerto. Al sur de la medina está la Place des Nationes Unies, una gran intersección que señala el centro urbano. Las calles principales se ramifican desde: Ave des Forces Armées Royales (Ave des FAR), Ave Moulay Hasan I, Blvd Mohammed V y Blvd Houphouet Boigny. La Ave Hasan II lleva a la Place Mohammed V, fácilmente reconocible por sus magníficos edificios administrativos art deco.
Al sudeste está el Quartier Habous o nouvelle medina y al oeste Aïn Diab, la zona residencial de la playa en la que hay hoteles exclusivos y clubes nocturnos.
La estación de autobuses de CTM y la estación de ferrocarril de Casa Port están en el centro. La estación de Casa Voyageurs está a 2 km del centro, y el aeropuerto, 30 km al sudeste de la ciudad.
Casablanca es el centro comercial de Marruecos y muestra más interés por los grandes negocios internacionales que por el dinero del turismo. Para el viajero puede ser una visita bastante prosaica; además, para el tamaño que tiene, no posee muchos atractivos turísticos tradicionales. Aparte de la increíble mezquita de Hasan II, el principal atractivo de la ciudad consiste en pasear por sus barrios: el estilo art deco del centro, la aburguesada zona de mercado del Quartier Habous y las vistas de la playa de la Corniche. Casablanca se aprecia más si se han visto antes otras partes de Marruecos y se puede comparar su ambiente cosmopolita con la vida en el resto del país.
Peligros y advertencias
Aunque Casablanca puede parecer bastante tosca, es relativamente segura para los turistas. Sin embargo, hay enormes diferencias de riqueza. Como en cualquier gran ciudad, hay que estar alerta. Se debe tener cuidado al caminar de noche por el centro y sobre todo en la vieja medina y sus alrededores. Si se vuelve tarde de un bar o discoteca, es mejor tomar un taxi.
Historia de Casablanca
Aunque los fenicios recorrían la costa casi con toda seguridad comerciaban por la zona de lo que hoy es Casablanca, los primero pobladores conocidos de la región fueron los barghawata, una tribu bereber. El estado independiente que fundaron en Anfa (actualmente un barrio de las afueras de Casablanca) en el siglo VII fue conquistado por los almohades en 1188 y tomado por los Benimerín setenta años después.
Al debilitarse la dinastía benimerín a principios del siglo XV, las tribus de la zona volvieron a tomar el control, convirtiendo el puerto en un refugio seguro para piratas y mafiosos. En la segunda mitad del siglo XV, los piratas de Anfa se habían convertido en una amenaza tan seria para los portugueses que se enviaron desde Lisboa 10.000 hombres y 50 barcos para someter a los corsarios. Anfa fue saqueada y quedó en ruinas. Sin embargo, las tribus locales no se inmutaron y continuaron aterrorizando las rutas comerciales, provocando un segundo ataque de los portugueses en 1515. Setenta años después, los portugueses llegaron para quedarse, levantaron fortificaciones y rebautizaron el puerto como Casa Branca.
En 1755, un terremoto devastador destruyó Lisboa y ocasionó graves daños en Casa Branca, obligando a los portugueses a abandonar la colonia. Aunque el sultán Sidi Mohammed ben Abdallah volvió a colonizar y fortificar posteriormente la zona, nunca recuperó su antigua importancia. En 1830 era poco más que un pueblo de 600 habitantes.
A mediados del siglo XIX, Europa experimentó un auge y recurrió a Marruecos por sus grandes provisiones de lana y cereales. Al poco, las fértiles llanuras en torno a Casablanca alimentaban los mercados europeos y los representantes y comerciantes llegaron en masa a la ciudad. Los comerciantes españoles rebautizaron la ciudad como Casablanca y a principios del siglo XX los franceses ya habáan conseguido permiso para construir un puerto artificial.
El aumento del comercio dio prosperidad a la región, pero las actividades e influencia de los europeos también causaron mucho sentimiento entre al población autóctona. La violencia estalló cuando en 1907 los trabajadores europeos comenzaron a construir una vía de cantera que pasaba por un cementerio musulmán y los procolonistas franceses no dejaron pasar la oportunidad de enviar tropas para sofocar el conflicto. al poco llegaron un buque francés y una compañía de marineros que bombardearon la ciudad.
Casablanca se sumió en una feroz batalla al pelear por el control las tropas francesas, las tribus del interior y los lugareños. Al final se impusieron los franceses, quienes comenzaron gradualmente el proceso de colonización, destronando al sultán y, en 1912, declarando Marruecos protectorado francés.
La ciudad comenzó a experimentar un auge y a expandirse rápidamente. Bajo el dominio del primer general residente frnacés, Louis Hubert Gonzalve Lyautey, surgió un gran plan para convertirla en centro económico del nuevo protectorado. Sus amplios bulevares y su moderna urbanización perduran y hacen que la ciudad sea para siempre diferente de las capitales imperiales de Marruecos. No obstante, Gonzalve subestimó el éxito de sus propios planes y la ciudad creció mucho más de lo que entraba en sus elaborados esquemas. Al final de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca tenía 700.000 habitantes y las afueras estaban rodeadas de convulsas barriadas.
La ciudad de Casablanca aún tiene enormes desigualdades de riqueza y las barriadas de chabolas se ven fácilmente en el trayecto en tren desde el aeropuerto. Todos los días llegan nuevos inmigrantes y por cada uno que tiene éxito, muchos otros continúan luchando.
Reportaje - Creador: http://www.conocermarruecos.es